A partir de la semana 37 el embarazo está a término, lo que quiere decir que el bebé sería viable en el exterior. Es probable que en esta etapa estés especialmente incómoda , especialmente por las noches, ya que en estos momentos es cuándo peor se duerme. Además se pueden percibir más contracciones de Braxton Hicks más fuertes y dolorosas de lo habitual. Otro síntoma de esta etapa es tener un flujo más abundante. Si ves que este tiene una tonalidad rosada, como con restos de sangre es probable que estés expulsando el tapón mucoso que sella el útero, lo que indica que el parto está muy cerca.
En estas últimas semanas es cuando es más probable padecer una patología denominada preclampsia, cuyos síntomas son cara y manos hinchadas, tensión elevada y proteínas en orina que se detectarían mediante un análisis.
En las semanas 38 y 39 el bebé sigue engordando. Es normal que el parto no se produzca exactamente en la fecha prevista, de hecho, tan sólo un 5% de los bebés lo hacen.
Finalemente entramos en la semana 40, en la que el parto es inminente.Es aconsejable que la madre prepare todo lo que va a necesitar en el momento que va a dar a luz.
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