En la semana 23, el feto ya ha desarrollado su sistema muscular y se mueve continuamente por lo que la madre notará pataditas enérgicas en su abdomen. Los órganos del oído interno están maduros y son capaces de enviar señales al cerebro, por lo que empezará a responder a los sonidos. En este momento del embarazo todo su cuerpo está cubierto de un vello fino llamado lanugo. También tiene pelo en la cabeza, cejas y pestañas, los cuales van a adquirir ya la coloración correspondiente a su ADN. Al final de la semana pesa unos 500 gramos y mide 27-29 cm.
En la semana 24, la piel del futuro bebé comienza a volverse más opaca, ya que se desarrolla una capa exterior protectora de células que tiene queratina (esta capa minimiza la cantidad de agua que pierde el feto en el líquido amniótico). Su cuerpo, poco a poco, va adquiriendo la forma de un recién nacido. Su corazón se ralentiza ligeramente (a pesar de que su frecuencia sigue siendo aumentada con respecto a la de la madre) y sus pulmones comienzan a alinear las ramificaciones y a producir surfactante (que ayuda al correcto funcionamiento de estos órganos). En este periodo del embarazo el feto va a abrir y cerrar los ojos, a sacar la lengua y a tener su primer hipo, que va a ser un entrenamiento fisiológico. Al final de la semana pesa unos 600 gramos y mide 30 centímetros desde la coronilla a las nalgas.
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