Durante las semanas 18 y 22 de embarazo se lleva a cabo la conocida como ecografía morfológica, que se denomina así porque su finalidad es estudiar la anatomía del feto.
Esta ecografía en el anterior trimestre no se podía realizar correctamente debido al pequeño tamaño del feto y permite detectar anomalías fetales, un crecimiento intrauterino retardado, sufrimiento del feto y valorar la necesidad de hacer estudios como la amniocentesis.
En cuanto a las malformaciones que puede tener un feto, esta ecografía permite detectar casi un 90% de las malformaciones referidas al SNC, un 85% de las renales y casi un 40% de las cardíacas.
Por otra parte, la ecografía morfológica se realiza a nivel abdominal, aunque si fuese necesario podría completarse con una ecografía transvaginal.
Sin duda el parámetro a valorar más esperado por la futura madre es el sexo del bebé que, a no ser que el bebé se encuentre de espaldas al abdomen materno, ya se podría saber a través de esta prueba.
Además en esta ecografía se realizan diferentes mediciones morfológicas como son el diámetro biparietal, la circunferencia abdominal, la circunferencia cefálica y la longitud del fémur.
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